Confiamos, y más quisiéramos estar ausentes del cuerpo, y presentes al Señor. (2 Corintios 5:8)
Cuando un creyente sale de este mundo, va de inmediato a la
presencia de Cristo. No hay nada como que el “el alma duerme” ni un lugar
intermedio de espera, ni la Biblia enseña que haya algún lugar llamado
purgatorio. Observe que el apóstol Pablo deseaba “partir y estar con Cristo”
(Fil. 1:23, cursivas añadidas).
El versículo de hoy indica que, cuando estamos ausentes del
cuerpo, que duerme hasta la resurrección, nuestro espíritu está presente con el
Señor. También Pablo les dijo a los tesalonicenses que Cristo “murió por
nosotros para que ya sea que velemos, o que durmamos, vivamos juntamente con
él” (1 Ts. 5:10). Lo que Pablo quiere decir es que estemos físicamente
despiertos (vivos) o físicamente dormidos (muertos), como creyentes estamos con
Cristo. Estamos en su presencia en un sentido espiritual ahora y en un sentido
literal cuando nuestro cuerpo esté muerto.
Usted puede regocijarse en el hecho de que no hay momento
alguno de su vida como creyente en el que será separado de la presencia
consciente de Jesucristo.
Tomado de Gracia a Vosotros. John MacArthur.