Por Paul Ravenhill.
En el principio Dios dijo "¡Sea la luz!"
Como operó en el mundo físico, así también opera en el mundo
espiritual.
Dios desea pronunciar esas palabras en lo profundo de
nuestro corazón. En cada rincón de nuestra mente: "Sea la luz." Haya
claridad -- sin confusión, sin sombras. Solamente en la medida que VEMOS,
solamente en la medida que CONOCEMOS podemos participar con Dios en Su Vida y
en Su Reino.
En el mundo natural y en el mundo espiritual la provisión de
Dios es Luz.
En el mundo natural vemos la luz inundando todo de por sí,
pero en el mundo espiritual necesitamos ESCOGER, necesitamos
BUSCAR... y encontraremos!
Desde el principio el enemigo ha atacado la obra de Dios -
ha venido para robar, matar y destruir. La batalla cataclísmica de los siglos
entre la Luz y la Oscuridad ha sido peleada sobre el campo de combate de cada generación.
Las fuerzas de los poderes eternos han encontrado un punto
de conflicto en las almas de los hombres.
¡Cómo el enemigo ha frustrado los esfuerzos del hombre desde
el comienzo en huerto de Edén!
¡Cómo la fuerza inventiva del hombre ha sido canalizada
hacia el mal!
Se logró
fundir el metal - y el hombre hizo armas de guerra.
Los estribos
fueron inventados - y el imperio Romano cayó delante de jinetes
que ahora
podían pelear sin caerse del caballo.
Los
explosivos fueron inventados - y dedicados a la guerra.
La
maquinaria fue inventada - y en lugar de mejorar la vida de los obreros
trajo
barrios pobres, condiciones de trabajo opresivas, miseria y todos los
vicios que
la congestión y la injusticia acarrean.
Hoy el abuso de las riquezas y la opresión del hombre por el
hombre continúa.
La oscuridad siempre ha buscado vencer la Luz y ha tenido
tan gran medida de éxito debido a que el estado natural de este mundo es
oscuridad.
Mientras la Luz requiere un administrar constante de energía
para iluminar, la oscuridad es solamente la falta de esa energía.
Siendo que Dios es la Unica Fuente de Luz, sin la presencia
iluminadora de Dios solo hay
oscuridad.
Aquel que habita en oscuridad es ciego no porque le falte la
capacidad de ver sino porque le falta iluminación.
Hermosa es la promesa: "Sus misericordias son renovadas
cada mañana," y Su luz es parte intrínseca de Su misericordia. ¿Has
pensado en la luz del sol? La luz y el calor que hoy recibimos de él no es la
luz y el calor que recibimos ayer. Son nuevos cada día, cada momento. A cada
instante se producen en ese astro nuevas emanaciones, llamas, explosiones que
nos iluminan y entibian.
Así es Dios, firme, inconmovible, pero no estático. El es
fuente y como padre fiel se goza en proveer a cada hijo que le busca con
misericordias renovadas, con el pan de cada día, la LUZ de cada
día...iluminando y transformando el hombre interior.
Creo que mientras amanece este nuevo año ya es tiempo de
volvernos a Dios buscando esa Nueva Visión y Nueva Luz que El desea
entregarnos. La alternativa es solo estancamiento... y paulatinamente, regreso
a la oscuridad.
La palabra "venida" ha estado resonando dentro mío
en los últimos días. Jesús dijo, "Yo he venido para que tengan vida."
Sin Su venida existe solamente la muerte, pero donde El
viene existe solamente Vida. La palabra "venida" marca la diferencia
entre el vacío absoluto,
la
imposibilidad absoluta,
la
desesperación absoluta,
y
un lugar de absoluta Vida, y Luz, y Plenitud.
¡El inmensurable, eterno rebozar de abundancia!
El vino a la ausencia de todas las cosas y trajo la plenitud
de TODAS las cosas.
"Si alguno está en Cristo... todas las cosas son hechas
nuevas."
Sin embargo, junto con la venida de Dios a nosotros, la
Biblia habla de nuestro venir a El.
"Venid a Mi..."
Nosotros debemos dejar nuestro mundo atrás si vamos a
encontrar el mundo de Su Reino.
Nuestras esperanzas y temores, nuestras ambiciones y
proyectos, todos han de quedar atrás. Aun más importante, nuestra percepción de
nuestras propias necesidades deben ser dejadas atrás.
Vivimos en un día cuando tanto de la enseñanzas de la
psicología popular han sido absorbidas en la iglesia.
Nos vemos a nosotros mismos no como somos, por lo que somos.
Nos vemos a nosotros mismos como nos proyectamos.
Algo basado en nuestra apreciación de lo que valemos.
Algo basado a su vez sobre capacidades que percibimos en
nosotros mismos y sobre las obras que somos capaces de hacer.
Somos como un hombre perdido que trata de hallar su
identidad relacionándose con lo que está a su derredor... nos medimos por lo
que podemos hacer, por quiénes conocemos, qué poseemos... Sin Dios siempre nos
encontramos en una situación donde nuestra inseguridad interior nos lleva a
medir nuestras vidas, una y otra vez, por su relación a "cosas,"
físicas o abstractas. Incesantemente tratamos de hacer lo imposible y hallar la
Realidad sin El.
El hombre puede hallar a sí mismo solo relacionándose con
Dios.
En cuántas maneras, en el mundo y en la iglesia, el enemigo
ha ubicado al hombre en el centro en vez del Creador...
Tanto se ha reducido a formas de auto exaltación, y auto
satisfacción.
La vida entera hemos visto orbitando alrededor de nuestros
sentimientos.
Otra vez - no va a funcionar.
Somos llamados como Abraham a salir de una cuidad de
hombres... una civilización con sus comodidades, valores, conceptos y
seguridades.
Como él, así también nosotros, debemos dejar atrás este
mundo fabricado por el hombre y para el hombre.
Este presente siglo no debe ser el lugar donde nuestras
almas encuentran su hogar y donde nuestras necesidades interiores y exteriores
son satisfechas.
Más bien debe ser un lugar donde nos percatamos del olor de
la muerte, y en cuyos valores vemos las artimañas del enemigo.
Dios es la única base.
Edificar sobre el hombre sin Dios es tratar de edificar un
mundo sobre arenas movedizas. Es hora que como hijos de Dios y como iglesia nos
levantemos a buscar aquella cuidad cuyo Arquitecto y Constructor es Dios.
Los seguidores de Dios deben morar en un lugar, un estado,
una condición, que está "más allá" de cada cosa pequeña.
Más allá de
cada cosa terrenal.
Más allá de
cada cosa que ministra a la carne.
Hermanos, somos llamados "desde" algo y
"hacia" algo. Dios NO viene a nosotros para ministrarnos y
prosperarnos como seres terrenales, sino que Dios nos llama "desde"
lo terrenal "hacia" la esfera celestial. El viene para que podamos
hallarnos a nosotros
mismos
y los
cimientos de la vida
y el
propósito de Su creación
en la
esfera espiritual.
Llegar al lugar donde todas nuestras ñañas y complejos,
todos nuestros esfuerzos y ambiciones, todos nuestros conceptos y valores y
TODAS las "cosas viejas" han pasado y todas son hechas nuevas.
Que Dios nos ayude en este Nuevo Año a permitir que Su Luz
conduzca un Nuevo Examen de todo lo que nos rodea, adentro y afuera de la
iglesia, adentro y afuera de nuestro ser.
Que todas las cosas... todas las personas... todos los
mensajes... todas las acciones... sean traídas a la Luz de Dios para que allí
veamos la Luz de la Vida y la Senda puesta delante de nosotros.
Que seamos este año aquellos que ven y "siguen el
cordero donde quiera que El vaya."
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