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lunes, 10 de junio de 2013

¿Qué debo hacer si no puedo encontrar una iglesia bíblica en mi área?

Debes considerar las siguientes opciones:

1.      No hacer nada. 

Puedes quedarte ahí y marchitarte espiritualmente, desobedeciendo los mandamientos de Dios y dejando de congregarte con el pueblo de Dios. Si escoges esta opción, estarás pecando contra Dios (Heb. 10:24-26). No hay tal cosa en el Nuevo Testamento como un cristiano aislado que rehúsa congregarse. Los videos y sermones en línea no pueden sustituir a una iglesia bíblica local. Es imposible obedecer el patrón de la vida cristiana de la iglesia del Nuevo Testamento a través de una pantalla de computadora o de las redes sociales en internet. Perseverar en la “comunión” y las “oraciones” colectivas era tan vital para la vida de la iglesia del Nuevo Testamento como perseverar en “en la doctrina de los apóstoles” (Hechos 2:42). Si no tienes compañerismo con otros hermanos y hermanas en Cristo, te estás perdiendo una de las mayores bendiciones de una iglesia bíblica local. Aunque puedes decidir no hacer nada, eso ni siquiera debe ser una consideración para el verdadero cristiano. 


2.      Buscar diligentemente en tu área. 

Quizás haya una iglesia bíblica en tu área de la cual no conozcas. Ora que Dios te guie a una, pregunta, llama y escribe a ministerios respetados preguntándoles si conocen una en tu área que ellos podrían recomendar. ¿Puede ser que haya una verdadera iglesia en tu área pero tus expectativas sean falsas? Por ejemplo, no esperes que cada pastor piadoso pueda enseñar la teología como Wayne Grudem o R.C. Sproul, y no siempre esperes que puedan predicar como John MacArthur o John Piper. No debemos comparar a los hombres con otros hombres, sino con el estándar que nos es dado en las Escrituras, en cuanto a los requisitos para los pastores. Es fácil erigir un estándar falso y esperar que los pastores sean tan dotados como los hombres más dotados de la iglesia, pero eso no es razonable (véase 1 Cor.1:12-13; 3:4-9; 4:5-6; 12:13-31). Es igual de poco razonable esperar una iglesia perfecta que sea libre de todo error y problemas. El amor cubre una multitud de pecados en el contexto del compañerismo en una iglesia local (1 Pedro 4:8).


Esto no significa, sin embargo, que debes tolerar una iglesia falsa y anti bíblica. Si encuentras una iglesia que no predica el Evangelio bíblico, que no practica la predicación expositiva, que no tiene su enfoque en Cristo, que no entiende la conversión bíblica, ni practica la disciplina de la iglesia correctamente y no administra las ordenanzas, es muy probable que sea una iglesia falsa y sería mejor irse de ahí que participar de errores serios, de falsa doctrina y de práctica no santa. Si vas a buscar una iglesia, asegúrate de que hayas estudiado y sepas qué buscar en una iglesia bíblica. Esto es absolutamente vital.

3.      Reformar una iglesia que ya existe. 

Esto requiere mucho conocimiento, sabiduría, gracia, paciencia y discernimiento. Requiere conocimiento porque tienes que tener un conocimiento profundo sobre lo que las Escrituras enseñan en cuanto a lo que es una iglesia bíblica, cómo debe funcionar, cómo debe ser su liderazgo, y cuáles deben ser sus características principales. Esto es casi imposible para un neófito que no ha estudiado profundamente las Escrituras o para uno que nunca ha estado en una iglesia local. Si no conoces lo que la Biblia enseña sobre una iglesia bíblica, ¿cómo puedes buscar corregir a otros con respecto a este tema? Es también tan importante estudiar y conocer cómo llevar a cabo el proceso de confrontar el pecado y el error en la iglesia. Un estudio profundo de pasajes como Mateo 18:15-20, 1 Tim. 5:19-20, y las epístolas pastorales en general (1 & 2 Timoteo y Tito) sería un procedimiento sabio antes de confrontar el pecado y el error en la iglesia.

Esto requiere sabiduría porque necesitas escoger sabiamente cuáles batallas debes pelear. Hay casos en los cuales un hombre está tratando de reformar una iglesia no bíblica y los temas que él está confrontando no son los más importantes, y su tiempo es consumido peleando batallas que consisten de cosas que podrían ser definidas más apropiadamente como asuntos secundarios. Si vas a tratar de reformar una iglesia, asegúrate de que te enfoques en las cosas que las Escrituras definen como asuntos principales. Algunas de las cosas que serían de importancia principal son la predicación del Evangelio bíblico, la predicación expositiva, una membresía de la iglesia regenerada, la práctica de la disciplina bíblica de la iglesia, un liderazgo bíblico, y  el retener la sana doctrina, por nombrar algunos ejemplos. También se necesita sabiduría para saber cómo aplicar las Escrituras y tomar medidas correctivas en cada caso particular.

Esto requiere gracia y paciencia porque las personas son tercas por naturaleza. Cuando tiene que ver con la tradición, o cuando las personas están muy arraigadas en sus costumbres, puede ser sumamente difícil que ellos cambien. Necesita haber una confrontación bíblica cuando hay error, pero al mismo tiempo, se necesita usar mucha sabiduría y discreción, y se debe extender mucho amor y paciencia en el caso de los que son receptivos a la verdad. Nuevamente, se necesita sabiduría, porque si una iglesia no es bíblica, y está predicando herejías antibiblicas, y al ser confrontada no hay un recibimiento humilde de la verdad, arrepentimiento y cambio, debes tener cuidado de no extender misericordia cuando el Señor no lo está haciendo. El pecado del gran Rey Josafat fue que él amó a los que aborrecían al Señor (2 Cro.19:2). Aunque debemos tener mucha paciencia, misericordia, amor y gracia, no debemos hacer alianzas con los que rechazan la Palabra de Dios. Si el liderazgo de tu iglesia está rechazando las Escrituras a favor de su propia manera de hacer las cosas, quizás sea tiempo de irse y sacudirse los pies.

Reformar una iglesia que ya existe también requiere mucho discernimiento. Muchas veces, cuando una iglesia se ha extraviado de las Escrituras en su doctrina y práctica, esto involucra muchos asuntos que yacen debajo de la superficie. Debes buscar en el Señor discernimiento para poder tratar con estos asuntos eficazmente. Sin el discernimiento, será fácil ser engañado por cambios superficiales en la iglesia que no alcanzan el corazón del asunto.

En resumen, reformar una iglesia que no es bíblica para que se convierta en una que sí es bíblica no es un proceso fácil, ni es para todos. Pocos hombres han tenido la gracia necesaria para llevar a cabo este proceso de una manera sabia y bíblica. Además, esto casi nunca tiene éxito. Usualmente la iglesia solo se reformará en su práctica y predicación si 1) hay un cambio en el liderazgo, o si 2) el pastor no está convertido y Dios maravillosamente lo salva. Si escoges seguir adelante con esta opción, pasa mucho tiempo en oración y en las Escrituras.

4.      Muévete a un área donde una iglesia bíblica ya existe.  

Si ya has buscado una iglesia en tu zona sin éxito, debes considerar seriamente y orar con respecto a esta opción. Tu salud espiritual, y la de tu familia, son más importantes que todo lo demás. Busca primero el Reino de Dios y Su justicia (aun antes que un trabajo) y Dios será fiel en cuidarte y proveer para tus necesidades (Mat.6:33). Si no estás seguro acerca de una iglesia en particular y es posible para ti hacerlo, sería sabio viajar primero a esa iglesia, pasar un poco de tiempo ahí, y conocerla antes de decidir mudarte ahí (es muy difícil conocer una iglesia a larga distancia, y si actúas muy apresuradamente, quizás te llevarás una gran sorpresa). Esta opción quizás suene muy radical a algunos, pero si consideras que la iglesia es central al propósito eterno de Dios (Efe.3:9-10), y también consideras la importancia de ella como la “columna y baluarte de la verdad” (1 Tim.3:15), y el hecho de que la iglesia es fundamental para el cumplimiento de la Gran Comisión (Mat.28:18-20), parece ser una decisión necia no hacer todo en tu poder para sentarte bajo un ministerio de una iglesia bíblica local.

5.      Comienza una iglesia en tu área. 

Donde hay 2 o 3 congregados, Cristo está en medio de ellos (Mat.18:20). Quizás puedas reunirte con un par de otros creyentes para estudiar la Palabra juntos, orar juntos, cantar himnos juntos, exhortarse los unos a los otros, y ministrarse mutuamente. Ten en mente los requisitos para pastores en 1 Timoteo 3:1-7 y Tito 1:5-9 y ten cuidado de no ponerte en una posición para la cual no estés calificado bíblicamente. Sin embargo, no permitas que eso les impida juntarse, aun si no tienen un pastor. El apóstol Pablo dejó a algunas iglesias sin pastores por una temporada, mientras que el Señor estaba trabajando para levantar un liderazgo piadoso, y sin embargo eso no impidió a las iglesias en el Nuevo Testamento congregarse y practicar los mandamientos imperativos a “unos a otros” en las Escrituras (como se encuentran , por ejemplo, en, Rom.12:10, 15:5-7, 14, 1 Cor.12:25, Gal.5:13, 6:2, Efe.5:18-21, Col. 3:16, 1 Tes.5:11, Heb.3:13, San.5:16, y 1 Ped. 4:9). Sin embargo, si ya hay un líder aspirante entre ustedes con un carácter piadoso, humildad, y capacidad de enseñar y aconsejar a otros, sería sabio que él busque consejo y ayuda a través de este proceso desarrollando relaciones con otros pastores que puedan aconsejarlo y ayudarlo mientras que lo guían a través del proceso de establecer una nueva iglesia (Pro. 11:14, 15:22, 24:6).

Tal vez haya una iglesia bíblica que conozcas que esté dispuesta a enviar obreros a tu área con el fin de establecer una nueva iglesia. Esto podría ser una opción especialmente si eres capaz de organizar un grupo pequeño de creyentes que tienen el deseo de establecer una nueva iglesia. Quizás quieras escribir, llamar o aun visitar iglesias bíblicas, pastores, y ministerios de buena reputación que tienen experiencia estableciendo iglesias bíblicas, para intentar establecer una relación con ellos, establecer contactos, e invitarles a comenzar una nueva obra en tu zona.

Estas son tus opciones básicas si actualmente no tienes una iglesia bíblica local. Que el Señor te ayude mientras buscas un refugio espiritual en estos días de oscuridad, hambre espiritual, ignorancia bíblica, y gran maldad.
Tomado de www.cristianismobiblico.com

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